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Adiós.

La mañana había transcurrido con normalidad. Saludos matutinos a diestra y siniestra del pasillo a medida que, junto con otros compañeros de turno matutino, se iba incorporando. Los cuidadores del turno de noche aún deambulaban por allí. Algunos llevaban la bata puesta y parecían dispuestos a quedarse junto con el nuevo turno. El empeño por terminar sus tareas, o el retraso en hacerlo, les hacía parecer más diligentes que el resto. Otros habían cambiado la indumentaria tan pronto como se habían leído las ocho en el reloj, un ejemplar enorme que presidía, desde su alcayata, la sala de juntas.

Casi no había hablado con nadie. Las ocho horas de rutinas laborales habían transcurrido con normalidad. En el primer descanso había tomado café con los compañeros y luego salido a fumar un cigarro a la puerta con los bedeles. En el segundo, unas tres horas más tarde, se había comido su almuerzo en solitario. Algunos compañeros comían en la cafetería. Él siempre traía comida de casa y la tomaba con tranquilidad y en silencio en la sala de juntas.

El nerviosismo empezó a apoderarse de él a medida que se aproximaba el final de la jornada. ¿Y si se había equivocado?

Cuando el enorme reloj de acero inoxidable y números romanos marcó las cuatro de la tarde se quitó el uniforme y lo dejó cuidadosamente doblado en su taquilla. Cogió su bolsa y empezó el camino de retirada. No pudo evitar, al salir, hacer una breve pausa y recorrer con la mirada, como para grabarla en la memoria, la sala de juntas.

Suspiró e inició la marcha hacia la puerta por la que ocho horas antes había entrado por última vez. A su espalda quedaba, a golpe de decisión tomada, un  número importante de años que nunca habría previsto gastar juntos en el mismo sitio.

La puerta se cerró tras él sin ruido alguno. Al salir a la calle sintió el aire fresco golpear su rostro. Miró al cielo y suspiró de nuevo. Al día siguiente iniciaba sus vacaciones y después ya no volvería.

Hacía algún tiempo que había decidido marcharse discretamente. Hoy, se había marchado.

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